Al comprar los alimentos y bebidas hay que revisar la información nutricional registrada en las etiquetas. Es una excelente práctica que ayuda a escoger aquellos que son más saludables y ofrecen el mayor aporte nutricional a la dieta. Además, ayuda a verificar si los alimentos y las bebidas, con términos que parecen saludables, realmente lo son.
Un ejemplo de esto, son los alimentos supuestamente bajos en grasa, que pueden no ser saludables. Algunos de ellos pueden tener, en cambio, un alto contenido de sodio, azúcares y calorías. Por razones como esas, las etiquetas contienen valiosa información nutricional que puede ser útil para ayudar a limitar y reducir esos nutrientes no deseados.
Para leer correctamente la etiqueta con información nutricional es necesario:
- Iniciar desde la primera línea de la etiqueta.
- Observar con detalle que tamaño tiene cada porción.
- Mirar la cantidad de calorías.i>
Finalmente, leer los nutrientes fijándose:
- En la cantidad y
- En los valores diarios.
Siempre hay que considerar que lo que comemos o bebemos como una porción, se puede tratar de porciones múltiples en realidad. Un ejemplo de esto es cuando comemos un paquete de snacks. Por ejemplo, en la etiqueta dice que hay 3 porciones en cada paquete. Entonces, tenemos que multiplicar por 3 cada valor reflejado en la etiqueta. Así averiguaremos con certeza cuantas calorías vamos a consumir.
Trabajar juntos como en familia
En ocasiones, puede resultar un tanto difícil, al comprar alimentos y bebidas en establecimientos locales, conseguir opciones saludables. Por esa razón, existen muchas comunidades que trabajan juntas, como en familia, para buscar, encontrar y ofrecer alimentos y bebidas saludables en su propia zona.
Finalmente, es necesario enseñar a los niños, desde pequeños, a leer las etiquetas mientras la familia hace las compras. Es una manera efectiva de enseñarlos a comprar alimentos y bebidas saludables.